A sus 95 años, Ernesto Fonseca Carrillo, mejor conocido como Don Neto, dejó ‘atrás’ una historia que marcó la evolución del narcotráfico en México. Se confirmó que el otrora fundador del Cártel de Guadalajara recuperó oficialmente su libertad tras cumplir una sentencia de 40 años por el asesinato del agente de la DEA Enrique ‘Kiki’ Camarena y del piloto mexicano Alfredo Zavala en 1985.
Desde 2016, Don Neto ya no estaba tras las rejas de una celda, sino dentro de los límites de su residencia en Atizapán de Zaragoza, en el Estado de México, donde cumplía arresto domiciliario bajo vigilancia federal continua.
El beneficio le fue otorgado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación debido a su deteriorado estado físico. El expediente médico del veterano capo habla por sí solo: “18 enfermedades diagnosticadas, entre las que se incluyen un tumor en el colon, artritis y pérdida de visión”.
Fonseca Carrillo fue detenido el 7 de abril de 1985 en una mansión en Puerto Vallarta, poco después del crimen que desató una de las mayores operaciones de persecución de la DEA.
Las autoridades estadounidenses lo acusan de haber sido uno de los hombres que “planearon y dirigieron el secuestro, tortura y asesinato” del agente Camarena, quien, junto a su piloto Alfredo Zavala, documentó mediante “vuelos de espionaje” las “crecientes operaciones de marihuana” del cartel en el centro y norte de México.
A diferencia de sus antiguos socios, Rafael Caro Quintero y Miguel Ángel Félix Gallardo, Don Neto ha sido el único de los tres que logró evitar la extradición a Estados Unidos. Esa decisión marcó el cierre de una etapa judicial que lo mantuvo en prisión por tres décadas, primero en el Reclusorio Norte, y luego en penales de máxima seguridad como El Altiplano y el penal de Occidente.
¿QUIÉN FUE DON NETO, FUNDADOR DEL CÁRTEL GUADALAJARA?
Nacido en Badiraguato, Sinaloa, en 1930, Fonseca Carrillo fue parte de la primera generación de capos que convirtieron el tráfico de drogas en una maquinaria empresarial.
Su historia se remonta a los años setenta, cuando dejó las montañas para establecerse en Guadalajara, donde él, Caro Quintero y Félix Gallardo fundaron el primer gran cártel mexicano.
Ellos no solo diversificaron la venta de marihuana y amapola, sino que tejieron alianzas con los carteles de Colombia, profesionalizando el negocio de la cocaína hacia Estados Unidos.
Con el tiempo, el Cártel de Guadalajara fue el punto de partida para otras organizaciones, como el Cártel de Sinaloa, y también para la violencia sistemática. Fonseca Carrillo, ya un capo veterano cuando fue arrestado a los 55 años, presenció la transformación de un negocio artesanal a uno transnacional.
Fonseca ha optado por el silencio. Nunca dio entrevistas ni buscó limpiar su nombre. Sólo habló una vez, al ser arrestado, cuando responsabilizó a su socio por el crimen y sentenció que había sido un “grave error”.
Hoy, sus gafas de aumento sustituyeron aquellas de sol con las que aparecía en los ochenta, en una famosa fotografía, haciendo el símbolo de la paz.
Su legado familiar también pesa. Es padre de cuatro hijos: Yoanna, Ofelia, Ernesto Rafael y Esther Fonseca. Además, es tío de dos figuras clave del Cártel de Juárez: Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos, muerto tras una cirugía estética en 1997, y Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy, extraditado recientemente a Estados Unidos.
Su historia, ya sellada por el cumplimiento de su condena, sobrevive en los corridos, en los informes judiciales y en la memoria de un país que recuerda sus delitos.