Ante la precariedad económica que enfrentan muchos adultos mayores en México, el empleo se ha vuelto una necesidad más que una elección. La falta de pensiones suficientes (o su completa ausencia) obliga a miles de personas de la tercera edad a buscar nuevas formas de generar ingresos para solventar sus necesidades básicas.
Frente a este escenario, tanto instituciones públicas como empresas privadas han comenzado a ofrecer alternativas laborales, pero con enfoques distintos. Tal es el caso de Banco Inbursa (propiedad del empresario Carlos Slim) y del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM).
Ambas iniciativas coinciden en su objetivo: brindar oportunidades laborales a personas mayores, pero lo hacen desde trincheras muy diferentes. Mientras que el INAPAM funciona como una herramienta institucional de vinculación social y ofrece programas de apoyo voluntario y acceso a descuentos, Inbursa apuesta por integrar directamente a los adultos mayores al mercado laboral formal con sueldo competitivo y prestaciones.
Inbursa ofrece puestos como asesores y personal de atención al cliente, brindando la posibilidad de reintegrarse al mundo laboral. De acuerdo con el portal Computrabajo, el salario promedio mensual para estos puestos ronda los $6,047 pesos, una suma que puede representar un ingreso significcativo para quienes ya están jubilados o no cuentan con un ingreso fijo.
Además, las vacantes no exigen experiencia previa en algunos casos, lo que amplía la inclusión: “las vacantes ofrecidas por Grupo Financiero Inbursa están diseñadas para personas con edades que oscilan entre los 24 y los 79 años, dependiendo del puesto”.
Por su parte, el INAPAM tiene una función más social y complementaria. A través de su Programa de Vinculación Productiva, busca colocar a personas mayores en actividades acordes con su experiencia, pero muchas veces estas no son empleos formales ni aseguran ingresos constantes.
También fomenta actividades como el Sistema de Empacado Voluntario de Mercancías, en donde las personas mayores colaboran en supermercados, pero sin un contrato laboral directo ni prestaciones. En paralelo, el instituto ofrece la tarjeta INAPAM, que permite acceder a descuentos en servicios como transporte, salud y alimentación, pero no representa un ingreso directo.
En contraste, empresas privadas como Alsea (operadora de marcas como Domino’s Pizza) también han comenzado a reclutar adultos mayores para puestos como ayudante general, con sueldos, bonos, capacitación y prestaciones. Esta tendencia, aunque todavía incipiente, responde a una demanda creciente por parte de adultos mayores que desean seguir activos y obtener ingresos estables.
Mientras que el enfoque del INAPAM está más centrado en el apoyo social y la inclusión simbólica, Inbursa propone una solución más concreta y profesionalizada, integrando a los adultos mayores al mercado laboral bajo condiciones más competitivas.
Si bien ambos caminos son valiosos y complementarios, queda claro que en un país donde conseguir empleo en la tercera edad implica “vencer prejuicios, adaptarse a entornos cada vez más digitales y competir con perfiles más jóvenes”, las alternativas como la que ofrece Carlos Slim se vuelven cada vez más relevantes.