La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, viajó este miércoles 9 de abril a Honduras para la IX cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Te dejamos su discurso íntegro:
Muchas gracias, querida presidenta de la República de Honduras, Xiomara Castro Sarmiento, presidenta pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Muchas felicidades, Xiomara. Gracias por tu excelente conducción de la Celac, tu valiente conducción de la Celac. Y, por supuesto, saludo al pueblo de Honduras, y agradezco su generosa recepción, siempre.
Saludo a Gustavo Petro, presidente de la República de Colombia, quien recibe la Presidencia Pro Tempore de la Celac en esta simbólica e histórica reunión; al presidente Lula, de Brasil; al presidente Luis Alberto Arce, de Bolivia; al presidente Díaz Canel, de Cuba; presidente Arévalo, de Guatemala; primer ministro Everard, de San Vicente; primer ministro Phillips, de la República de Guyana; presidente Yamandú, del Uruguay; presidente del Consejo de Transición, de Haití.
Muchas gracias por escucharnos y muchas gracias por esta convocatoria.
Vengo a nombre de un pueblo generoso y solidario, que ha emprendido desde hace más de seis años un nuevo rumbo. Le llamamos en México: la Cuarta Transformación de la Vida Pública, y a nuestro pensamiento: el Humanismo Mexicano.
Todos los días construimos derechos para el pueblo de México, que le fueron arrebatados durante el periodo neoliberal.
Nuestro sustento, dos pilares: la magia y la sabiduría de los pueblos originarios que forjaron civilizaciones gloriosas mucho antes de la invasión española; y el otro, la fecunda historia política de un pueblo con héroes y heroínas extraordinarios, que construyeron un país libre, independiente y soberano, y cada día más próspero.
Los héroes y heroínas de México, junto con muchos de América Latina y el Caribe, lucharon por la independencia, pero también por la justicia.
Hemos logrado separar en México el poder económico del poder político. Quedó en el pasado el desprecio por el pueblo y hoy se edifica con democracia e igualdad, una nueva era, que tiene como base la máxima de la prosperidad compartida o como decimos en México: “Por el bien de todos, primero los pobres”, frase que debe dimensionarse de México al mundo a nivel planetario. “Por el bien de todos, primero los pobres”.
Hoy, después de 15 años del primer encuentro de esta comunidad, nos encontramos en un escenario internacional muy distinto. Son momentos de cambios profundos en el comercio mundial que afectan a nuestros países. Cada uno de nosotros, con legitimidad busca lo mejor para sus pueblos y sus naciones.
Sin embargo, considero que hoy, más que nunca, es un buen momento para reconocer que América Latina y el Caribe requieren de unidad y solidaridad de sus gobiernos y de sus pueblos, a fin de fortalecer una mayor integración regional, siempre en el marco del respeto mutuo y la observancia de la soberanía e independencia de nuestros países y de los acuerdos comerciales que cada uno de nosotros pueda tener.
Latinoamérica y el Caribe no solo somos una región de proximidad geográfica, somos una comunidad de destino, unida por la historia, por la diversidad, la resistencia y, sobre todo, los sueños de justicia.
Desde México partimos de una premisa básica: una región más unida es una región más fuerte que puede articular soluciones y propuestas concretas de integración regional y acciones de cooperación en comercio, educación, ciencia, desarrollo tecnológico, energías limpias, conservación de la biodiversidad, con la visión de construir siempre sociedades más igualitarias.
Ningún país de América Latina y el Caribe debe quedarse atrás, ningún niño o niña de América Latina y el Caribe debe quedarse atrás, ningún hombre o mujer de América Latina y el Caribe debe quedarse atrás.
Nuestra población, aún joven, alcanza los 663 millones de personas, con un producto interno bruto que suma cerca de 6.6 trillones de dólares. Somos la principal región exportadora neta de alimentos a nivel mundial.
Nuestras tierras son todavía fértiles, pese a todo lo que ha ocurrido en nuestra historia para la agricultura.
Contamos con más del 30% de los bosques primarios del planeta, 33% del agua dulce, casi 20% de las reservas mundiales de petróleo, al menos 25% de minerales estratégicos, y somos capaces de construir desarrollo con justicia y cuidado del medio ambiente, y mitigación y adaptación al cambio climático.
Ejemplos de cooperación e integración regional sin debilitamiento sino complementándonos, son muchos, menciono algunos: la autosuficiencia alimentaria que promueva el comercio de productos agropecuarios complementarios, la seguridad energética, la consolidación de un plan de autosuficiencia sanitaria que incluya una plataforma de agencias reguladoras que facilite la producción y reconocimiento mutuo de medicamentos fabricados en la región, las cadenas de suministro de equipamiento médico entre nuestros países, la complementariedad a través de acuerdos comerciales, es una opción viable, real y posible. La colaboración científica y el desarrollo tecnológico, también.
Por eso, el día de hoy tengo una propuesta para ustedes:
Les invito, que la Celac convoque a una “Cumbre por el bienestar económico de América Latina y el Caribe” para hacer realidad una mayor integración económica regional sobre la base de la prosperidad compartida y el respeto a nuestras soberanías.
A los pueblos latinoamericanos y caribeños nos hermana la historia, la cultura y la geografía de un continente que se extiende sobre dos hemisferios y entre dos océanos. El comercio y el intercambio económico nos han unido por siglos en la búsqueda de la prosperidad de nuestra gente.
La historia de América Latina y el Caribe, desde la lucha por nuestras independencias, se ha caracterizado por la solidaridad y el apoyo mutuo. Hoy, no deberá ser la excepción, son momentos de más voluntad, a fin de impulsar el mejoramiento y el bienestar de nuestros pueblos.
No puedo dejar de mencionar la necesidad de cooperar en la atención a la movilidad humana desde una perspectiva humanista. Nuestra posición histórica ha sido que la forma más humana y con mayores resultados es la de atender las causas estructurales de la desigualdad, desempleo y violencia que provocan el fenómeno de la migración.
Rechazamos el racismo, el clasismo, la violación a los derechos humanos y la criminalización de hermanos de nuestro continente que, por alguna causa, han tenido la necesidad de migrar hacia el norte.
Para nosotros, las y los mexicanos migrantes son héroes y heroínas, que cuidan de sus familias en México, pero que también sostienen una buena parte de la economía de los Estados Unidos.
También es menester decirlo fuerte y claro: Rechazamos, como lo ha hecho históricamente México, las sanciones y bloqueos comerciales que solo dañan el bienestar de los pueblos y no construyen regiones de paz y prosperidad. No al bloqueo a Cuba. No al bloqueo a Venezuela.
Nuestra política exterior se caracteriza por la búsqueda de la paz y el diálogo como resolución de los conflictos, así como el respeto siempre a la autodeterminación de los pueblos. Apoyamos la convocatoria para la realización de una reunión dedicada a la construcción de la paz en Haití.
Jefas y Jefes de Estado y de gobierno, representantes de Gobiernos y de Estados:
Como la primera mujer Presidenta de México, un país extraordinario, con un pueblo glorioso, les comparto que en México hemos aprendido que, frente a la adversidad, siempre la esperanza, y la esperanza hoy es la unidad.
¡Que viva América Latina y el Caribe!