La reaparición del gusano barrenador del ganado (GBG), una plaga que había sido erradicada en México desde 1991, ha desatado una crisis de proporciones sanitarias, económicas y políticas.

En la época actual, generó la suspensión de importaciones de ganado mexicano por parte de Estados Unidos, decretada por primera vez el 11 de mayo de 2025 y reiterada el 9 de julio tras un nuevo caso detectado en Veracruz, poniendo en jaque a un sector clave para la economía nacional.
En este sentido, la presidenta Claudia Sheinbaum calificó la medida como “totalmente exagerada” y aseguró que el brote está siendo atendido “de manera oportuna y bajo estrictos protocolos sanitarios”. En conferencia matutina, reiteró que el foco de la plaga está contenido y que “no ha llegado al norte”.
Pero... ¿cómo ha sido el caminar de México en este mal trago llamado ‘gusano barrenador’? Te contamos en Nación321.
EL GOLPE A LAS EXPORTACIONES
Las exportaciones de ganado vivo hacia Estados Unidos alcanzaron en 2024 un máximo histórico: entre 1.25 y 1.30 millones de cabezas, con un valor superior a los mil 220 millones de dólares.

Con el cierre fronterizo, más de mil 300 millones de dólares en exportaciones se han visto comprometidos, según el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), que advirtió también una caída económica en el segundo trimestre de 2025.
Sólo en lo que va del 2025, se acumulan un total de 400 millones de dólares en pérdidas por los cierres en la frontera, de acuerdo con el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
El impacto ha encendido las alarmas no sólo en el sector agropecuario, sino también en la macroeconomía nacional. Organismos empresariales han advertido que la afectación en la cadena de exportación de ganado puede arrastrar también a la industria de cueros, pieles y transporte especializado, además de elevar los precios de la carne en el mercado interno.
ADVERTENCIAS IGNORADAS
Pero esta crisis no surgió de la nada. En noviembre de 2024, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) detectó en Chiapas un animal infectado con gusano barrenador, proveniente del extranjero.
Aunque el caso se encontraba lejos del norte exportador, Estados Unidos decidió detener las importaciones como medida preventiva. Los gobernadores de estados ganaderos como Durango, Sonora y Chihuahua urgieron a una reapertura inmediata.
De hecho, Senasica había advertido desde 2022 que la eliminación de controles sanitarios a productos pecuarios, como parte del Acuerdo de Apertura Contra la Inflación y la Carestía (APECIC), abría la puerta a plagas como el gusano barrenador. El organismo alertó que importar carne o animales vivos sin verificación sanitaria podría provocar consecuencias sanitarias, económicas, políticas y sociales, incluida la suspensión de exportaciones.
CENTROAMÉRICA, LA OTRA FRONTERA
A esta preocupación se sumaron las uniones ganaderas, que desde hace dos años pidieron extremar la vigilancia ante brotes reportados en Panamá (2023), Costa Rica, Nicaragua y Guatemala (2024). Pese a las advertencias, el gobierno federal mantuvo su política de apertura y redujo el presupuesto a Senasica en un 50% desde 2019, debilitando la infraestructura de monitoreo y control.
Según Senasica, en 2022 ingresaron ilegalmente unas 800 mil reses a México, muchas de ellas sin controles sanitarios. Investigaciones periodísticas apuntan a que esta práctica criminal no solo pone en riesgo la salud animal, sino también empleos, reservas naturales en países de origen, y eventualmente, la seguridad alimentaria en la región.

UN ENEMIGO MICROSCÓPICO PERO DEVASTADOR
El gusano barrenador (Cochliomyia hominivorax) produce una miasis dolorosa y destructiva en el ganado. Las larvas infestan heridas y devoran tejido vivo, lo que provoca fiebre, pérdida de peso, disminución en la producción de carne y leche, e incluso la muerte del ganado enfermo.
Para los ganaderos, esto se traduce en altos costos de tratamiento, prevención y restricciones sanitarias que limitan la comercialización.
Según la FAO, el costo para erradicar la plaga en México y Estados Unidos entre 1960 y 1991 ascendió a 750 millones de dólares (955 millones en valor actual). En México, las pérdidas por infestación ascendieron a 134 millones de dólares en 1984. El método más exitoso para su control ha sido la liberación de moscas macho estériles, que impide la reproducción del parásito.
POLÍTICAS PÚBLICAS Y VULNERABILIDAD PRESUPUESTARIA
Actualmente, México mantiene una barrera zoosanitaria en la frontera sur y capacita a productores en higiene, tratamiento de heridas y uso de repelentes.
No obstante, la reducción presupuestal que ha sufrido Senasica desde 2019 limita su capacidad de respuesta ante emergencias como esta. La falta de recursos también ha afectado la vigilancia epidemiológica y los programas de prevención.
Expertos del IMEF han señalado que la vulnerabilidad ante plagas es directamente proporcional al abandono institucional. Sin presupuesto para monitoreo o campañas efectivas, las estrategias de contención llegan tarde o se implementan de manera insuficiente.
La mañana del jueves, el titular del Senasica, Francisco Javier Calderón Elizalde, destacó que el Gobierno de México, junto con las autoridades agrarias de Estados Unidos, han liberado cerca de 2 mil millones de moscas estériles para continuar con la mitigación de casos de gusano barrenador en la exportación de ganado al país norteamericano.
RIESGOS PARA LA SALUD HUMANA
Además del impacto económico, la salud pública no ha quedado exenta. En 2025 se confirmaron dos casos humanos de miasis en Chiapas: en una mujer de 70 años y un hombre de 50 que fue mordido por un perro infectado.
Aunque el riesgo para humanos es bajo, aumenta en zonas rurales con alta convivencia humano-animal.
Los casos fueron atendidos por la Secretaría de Salud, que confirmó la presencia de larvas alimentándose de tejido vivo, lo que provocó fiebre, dolor intenso y supuración. Estos eventos son raros, pero muestran la importancia de mantener el control de zoonosis en todo el país.
UNA AMENAZA PARA DÉCADAS DE PROGRESO
México había logrado grandes avances en su producción ganadera: entre 2000 y 2019, la producción de carne creció 36.87% y la de leche 27.9%. La erradicación del gusano barrenador fue clave para este crecimiento.

Fuente: Senasica
Hoy, su reaparición amenaza con revertir esos logros. Se estima que una infestación persistente reduciría hasta en 23% las ganancias del sector bovino en un periodo de 20 años.
Con un inventario nacional de más de 35 millones de reses y una cadena pecuaria que representa el 46% de la producción nacional, el regreso del gusano barrenador amenaza con encarecer productos básicos, afectar exportaciones y romper el equilibrio logrado en décadas de esfuerzo coordinado entre gobierno, ganaderos y comunidad científica.
UNA REAPERTURA EN SUSPENSO
El gobierno mexicano espera que la medida estadounidense se revise pronto. Mientras tanto, los efectos ya se sienten: productores en crisis, sanidad cuestionada, exportaciones detenidas y una cadena agroalimentaria vulnerada.
Al respecto, la presidenta Sheinbaum dijo que generar un esquema de apoyos que compense la pérdida de exportaciones es complicado, pues muchas ventas se hacen directamente al mercado estadounidense. Así, señaló que la mejor vía para enfrentar esta situación es seguir demostrando, con base en evidencia científica, que el problema está bajo control.
El gusano barrenador, pequeño pero devastador, puso en evidencia los riesgos de debilitar la vigilancia sanitaria por la apertura comercial. Su impacto ya no es solo biológico: también es político, económico y social.