El proceso judicial contra el cirujano francés, Joël Le Scouarnec, de 73 años, acusado de la violación o agresión sexual de 299 pacientes menores de edad, entre 1989 y 2014, se llevará a cabo el próximo 24 de febrero.
De acuerdo con la BBC, este proceso es considerado como “el juicio más grande de abuso infantil en su historia” y se espera que se extienda hasta junio.
Le Scouarnec, quien trabajó en varios hospitales públicos y privados en el oeste de Francia durante su vida laboral, está acusado de abusar de 158 niños y 141 niñas, con una edad promedio de 11 años. De esta cifra, 256 eran menores de 15 años en el momento de los hechos.
De acuerdo con las investigaciones, la mayoría de los abusos ocurrieron mientras las víctimas estaban sedadas o bajo anestesia en el quirófano, mientras eran operados de apendicitis.
Los abusos se registraron también en las salas de recuperación o en las propias camas de hospital de los pacientes.
Como prueba se encuentran cuadernos del médico, en los que registraba las iniciales de los pacientes y los detalles de los presuntos abusos cometidos contra ellos.
El caso contra Le Scouarnec tomó fuerza en 2017, cuando fue denunciado por residentes del pueblo de Jonzac, en Nueva Aquitania.
Tras la acusación, las autoridades catearon su casa, y encontraron imágenes de abuso infantil, cuadernos con detalles de sus crímenes y una colección de muñecas escondidas bajo el piso.
A pesar de que el FBI había alertado a las autoridades francesas en 2004 sobre su actividad en la dark web, en la cual accedía a material de abuso infantil, Le Scouarnec sólo recibió una sentencia suspendida de cuatro años en 2005 y continuó ejerciendo la medicina sin restricciones.
Médicos del hospital donde trabajaba alertaron sobre su comportamiento en 2006, pero no se tomaron medidas efectivas en el momento para impedirle seguir trabajando con niños.
En 2020, fue condenado a 15 años de prisión por agredir sexualmente a cuatro menores de edad, entre ellos una paciente de hospital y dos de sus sobrinas. En ese juicio, realizado a puerta cerrada, se reveló que el cirujano no mostraba empatía y se consideraba a sí mismo como un “exhibicionista, voyeur, sadomasoquista y pedófilo”, según testigos.